Categoría: Geopolítica

  • España en la encrucijada: entre Europa, Estados Unidos y su propio destino

    Esta semana, las políticas de la Unión Europea y de Estados Unidos dominaron el discurso político español. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, participó en un retiro informal de líderes de la Unión Europea, convocado por el presidente del Consejo Europeo, António Costa, para abordar cuestiones relativas a la seguridad y defensa europeas en Bruselas. Por su parte, el diputado Santiago Abascal clausuró la primera cumbre de Patriots en Madrid. La selección de los foros y los mensajes de ambos indicó dos visiones distintas para España dentro de la Unión Europea. Sin perder la oportunidad de presentar una tercera posición, el eurodiputado Alvise Pérez señaló en una entrevista con Periodista Digital que España debería considerar su salida total de la Unión Europea.

    El discurso político desde el comienzo de 2025 subraya que no se puede negar la influencia de la Unión Europea en la vida política de España, para bien o para mal. Nunca dejando pasar una oportunidad para someter a España ante la Unión Europea, el presidente Sánchez se jactó de que el país fue «el primer país de la UE en depositar ante la ONU el Tratado Global de los Océanos» y afirmó: «Necesitamos que muchos más países se sumen a esta iniciativa, crucial en la lucha contra el cambio climático y la defensa del planeta». Por otro lado, en una indirecta a Sánchez, Abascal dijo: «El gran arancel es el Pacto Verde y los impuestos confiscatorios de Bruselas». Los comentarios de ambos demostraron que, en la actualidad, los políticos españoles están dispuestos a criticar a la Unión Europea o a Estados Unidos, pero no a ambos a la vez.

    La influencia de Estados Unidos también tuvo un papel decisivo en la política española esta semana. El influyente think tank estadounidense Heritage Foundation estuvo representado en el evento de Patriots en Madrid. Sobre el partido Patriots, el eurodiputado Jorge Buxadé dijo: «Patriots es un partido transatlántico, pero también somos abiertos. No es solo una alianza con el Norte —Estados Unidos—, sino también con el Sur. Ahí es donde VOX juega un papel clave, sirviendo de puente en la conexión con Milei y Peña», declaró el eurodiputado español de VOX, Jorge Buxadé, a Euronews el viernes. La alianza ha posicionado al partido de Abascal dentro de las instituciones de la Unión Europea, pero respaldado desde Washington D.C. y Buenos Aires.

    El papel de España en la política internacional entre Estados Unidos y la Unión Europea se observó también en el discurso sobre la guerra entre Gaza y Hamás. Aunque las Fuerzas Armadas españolas enfrentan un problema de reclutamiento, han determinado que es prudente usar su peso político para opinar sobre la guerra. Abascal ha mantenido su postura de apoyo a Israel junto a Estados Unidos en su condena a Hamás, mientras que el Gobierno israelí criticó a Pedro Sánchez por su decisión de reconocer a Palestina como un Estado en un artículo publicado en la prensa. El ministro de Defensa israelí afirmó que, si países como España, Irlanda o Noruega —que han reconocido a Palestina como Estado— se niegan a acoger refugiados palestinos, «su hipocresía quedará al descubierto» después de haber «lanzado acusaciones falsas contra Israel» desde el inicio del conflicto en la Franja de Gaza. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, reaccionó de inmediato en una entrevista en RNE, dejando claro que «ningún tercero le tiene que decir a España lo que debe hacer».

    En el trasfondo de la política internacional, pero afectando a los españoles todos los días, está el aumento de la inmigración hacia España. Este problema podría verse agravado por la guerra entre Israel y Hamás. España ya ha brindado auxilio a al menos 200.000 refugiados de la guerra entre Rusia y Ucrania. En mayo, el Gobierno español iniciará la regularización de 300.000 extranjeros en situación irregular cada año durante tres años. Es posible que, en un futuro no muy lejano, España tenga que tomar una decisión sobre si aceptará refugiados de Gaza en un momento en que se observa un aumento en la inseguridad en las calles del país.

    Quizá ha llegado el momento de que España deje de desempeñar el papel de intermediario entre Estados Unidos y Europa y se enfoque en reconstruirse a sí misma. Nos guste o no, la realidad es que nadie nos va a salvar. Nosotros nos tenemos que salvar a nosotros mismos. La reciprocidad que espera nuestra clase política de Estados Unidos y la Unión Europea no es una garantía. La única garantía que existe es que nadie va a defender a España como los españoles. El primer paso es que se tome la decisión de ser, una vez más, una nación fuerte e independiente.

  • USAID y la necesidad de una política exterior realista en la Civilización Hispana

    Cambios en el Panorama Geopolítico

    Las transiciones de liderazgo o de sistemas de gobierno pueden modificar el escenario internacional de manera abrupta. Sin embargo, otra perspectiva sugiere que, a pesar de los cambios superficiales, los hechos fundamentales siguen siendo los mismos. La realidad es que las políticas exteriores que no logran sostenerse por más de una década no pueden considerarse verdaderamente perdurables ni capaces de resistir la prueba del tiempo.

    Desde la creación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y sus organismos influyentes, se ha consolidado una estructura global que garantiza la continuidad de ciertos discursos y prácticas en la diplomacia internacional.

    La Carta de la ONU y sus limitaciones

    La Carta de la ONU impide ciertos movimientos en materia de política exterior, especialmente para aquellos que no forman parte del Consejo de Seguridad Permanente. Los países con escaños permanentes en dicho consejo gozan de una mayor autonomía para perseguir sus propios intereses, siempre que puedan resistir las presiones internas de sus gobiernos.

    Superpotencias como Estados Unidos, China o Rusia suelen modificar sus objetivos de política exterior no por presión internacional, sino por dinámicas internas. Estas naciones desarrollan una insensibilidad frente a las críticas externas, sean estas provenientes de rivales declarados o de actores menores que intentan influir en el panorama global.

    USAID: Una herramienta de influencia

    En su primer mes como presidente, Donald Trump inició una reforma de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Esta organización está encargada de administrar la asistencia exterior en el desarrollo y la ayuda humanitaria en otros países. Sus objetivos incluyen:

    • Promoción del desarrollo económico y social en países en vías de desarrollo.
    • Apoyo a la democracia y los derechos humanos.
    • Fomento de gobiernos transparentes.
    • Coordinación con ONG, empresas y organismos internacionales.

    Aunque es una agencia independiente, trabaja estrechamente con el Departamento de Estado de EE.UU., lo que la convierte en una herramienta clave para la implementación de la política exterior estadounidense.

    La influencia de USAID y el debate sobre su legitimidad

    USAID ha sido descrita por algunos como parte del «Estado profundo» en Estados Unidos. Según el Congressional Research Service, el presidente de EE.UU. no tiene autoridad para abolirla sin la aprobación del Congreso. A lo largo de su historia, USAID ha estado sujeta a diversas reformas, pero ha mantenido su estatus de entidad independiente con amplios recursos para operar en el extranjero.

    Proyectos controversiales

    Algunos de los proyectos financiados por USAID han generado críticas, entre ellos:

    • $47,000 para una «ópera transgénero» en Colombia.
    • $32,000 para un «cómic transgénero» en Perú.
    • $2 millones para cirugías de cambio de sexo y activismo LGBT en Guatemala.
    • $46,000 millones destinados a la guerra en Ucrania.

    Líderes de ONG y empresas estadounidenses han elogiado los logros de USAID. Un analista sostiene que, sin su intervención, Jair Bolsonaro seguiría siendo presidente de Brasil. También se atribuye a la agencia un papel clave en la promoción de la agenda globalista en varios países de Hispanoamérica. Figuras influyentes como Elon Musk han calificado a USAID como una «organización criminal», mientras que Robert Kennedy Jr. ha acusado a la agencia de financiar un golpe de Estado en Ucrania en 2014.

    Históricamente, Rusia y China han percibido los programas de USAID como contrarios a sus intereses nacionales. Rusia puso fin a todas las operaciones de USAID en su territorio en 2012, cerrando dos décadas de influencia de la agencia en su país. En cuanto a China, el establecimiento de política exterior estadounidense ha argumentado que reducir las actividades de USAID beneficia a China y perjudica a Estados Unidos. Sin embargo, algunos académicos estadounidenses sostienen que esta reducción favorece tanto a China como a Rusia.

    La necesidad de una colaboración hispanoamericana y española en política exterior

    Para evitar la injerencia de organismos internacionales que pueden distorsionar sus políticas internas y su soberanía, los países hispanoamericanos y España deben colaborar estrechamente en la formulación de estrategias de política exterior. Algunas acciones clave incluyen:

    • Coordinación diplomática: Crear bloques de negociación conjuntos para enfrentar presiones externas con una postura unificada.
    • Fortalecimiento de instituciones propias: Desarrollar organismos transcontinentales capaces de financiar y ejecutar proyectos de desarrollo sin depender de USAID u otras agencias extranjeras.
    • Independencia económica: Reducir la dependencia de financiamiento externo mediante la inversión en sectores productivos clave.
    • Protección de la soberanía: Establecer regulaciones que limiten la injerencia de organizaciones extranjeras en la política interna de los países hispanoamericanos.

    La historia demuestra que las naciones que no controlan su política exterior terminan sujetas a los intereses de potencias extranjeras. Si Hispanoamérica y España buscan lograr su autonomía y desarrollo, deben priorizar una visión pragmática basada en el realismo político y no en la dependencia de organismos, ni ideologías, cuya agenda responde a intereses ajenos a la Civilización Hispana.