Cambios en el Panorama Geopolítico
Las transiciones de liderazgo o de sistemas de gobierno pueden modificar el escenario internacional de manera abrupta. Sin embargo, otra perspectiva sugiere que, a pesar de los cambios superficiales, los hechos fundamentales siguen siendo los mismos. La realidad es que las políticas exteriores que no logran sostenerse por más de una década no pueden considerarse verdaderamente perdurables ni capaces de resistir la prueba del tiempo.
Desde la creación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y sus organismos influyentes, se ha consolidado una estructura global que garantiza la continuidad de ciertos discursos y prácticas en la diplomacia internacional.
La Carta de la ONU y sus limitaciones
La Carta de la ONU impide ciertos movimientos en materia de política exterior, especialmente para aquellos que no forman parte del Consejo de Seguridad Permanente. Los países con escaños permanentes en dicho consejo gozan de una mayor autonomía para perseguir sus propios intereses, siempre que puedan resistir las presiones internas de sus gobiernos.
Superpotencias como Estados Unidos, China o Rusia suelen modificar sus objetivos de política exterior no por presión internacional, sino por dinámicas internas. Estas naciones desarrollan una insensibilidad frente a las críticas externas, sean estas provenientes de rivales declarados o de actores menores que intentan influir en el panorama global.
USAID: Una herramienta de influencia
En su primer mes como presidente, Donald Trump inició una reforma de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Esta organización está encargada de administrar la asistencia exterior en el desarrollo y la ayuda humanitaria en otros países. Sus objetivos incluyen:
- Promoción del desarrollo económico y social en países en vías de desarrollo.
- Apoyo a la democracia y los derechos humanos.
- Fomento de gobiernos transparentes.
- Coordinación con ONG, empresas y organismos internacionales.
Aunque es una agencia independiente, trabaja estrechamente con el Departamento de Estado de EE.UU., lo que la convierte en una herramienta clave para la implementación de la política exterior estadounidense.
La influencia de USAID y el debate sobre su legitimidad
USAID ha sido descrita por algunos como parte del «Estado profundo» en Estados Unidos. Según el Congressional Research Service, el presidente de EE.UU. no tiene autoridad para abolirla sin la aprobación del Congreso. A lo largo de su historia, USAID ha estado sujeta a diversas reformas, pero ha mantenido su estatus de entidad independiente con amplios recursos para operar en el extranjero.
Proyectos controversiales
Algunos de los proyectos financiados por USAID han generado críticas, entre ellos:
- $47,000 para una «ópera transgénero» en Colombia.
- $32,000 para un «cómic transgénero» en Perú.
- $2 millones para cirugías de cambio de sexo y activismo LGBT en Guatemala.
- $46,000 millones destinados a la guerra en Ucrania.
Líderes de ONG y empresas estadounidenses han elogiado los logros de USAID. Un analista sostiene que, sin su intervención, Jair Bolsonaro seguiría siendo presidente de Brasil. También se atribuye a la agencia un papel clave en la promoción de la agenda globalista en varios países de Hispanoamérica. Figuras influyentes como Elon Musk han calificado a USAID como una «organización criminal», mientras que Robert Kennedy Jr. ha acusado a la agencia de financiar un golpe de Estado en Ucrania en 2014.
Históricamente, Rusia y China han percibido los programas de USAID como contrarios a sus intereses nacionales. Rusia puso fin a todas las operaciones de USAID en su territorio en 2012, cerrando dos décadas de influencia de la agencia en su país. En cuanto a China, el establecimiento de política exterior estadounidense ha argumentado que reducir las actividades de USAID beneficia a China y perjudica a Estados Unidos. Sin embargo, algunos académicos estadounidenses sostienen que esta reducción favorece tanto a China como a Rusia.
La necesidad de una colaboración hispanoamericana y española en política exterior
Para evitar la injerencia de organismos internacionales que pueden distorsionar sus políticas internas y su soberanía, los países hispanoamericanos y España deben colaborar estrechamente en la formulación de estrategias de política exterior. Algunas acciones clave incluyen:
- Coordinación diplomática: Crear bloques de negociación conjuntos para enfrentar presiones externas con una postura unificada.
- Fortalecimiento de instituciones propias: Desarrollar organismos transcontinentales capaces de financiar y ejecutar proyectos de desarrollo sin depender de USAID u otras agencias extranjeras.
- Independencia económica: Reducir la dependencia de financiamiento externo mediante la inversión en sectores productivos clave.
- Protección de la soberanía: Establecer regulaciones que limiten la injerencia de organizaciones extranjeras en la política interna de los países hispanoamericanos.
La historia demuestra que las naciones que no controlan su política exterior terminan sujetas a los intereses de potencias extranjeras. Si Hispanoamérica y España buscan lograr su autonomía y desarrollo, deben priorizar una visión pragmática basada en el realismo político y no en la dependencia de organismos, ni ideologías, cuya agenda responde a intereses ajenos a la Civilización Hispana.